A unos minutos de haber iniciado el primer episodio de Jessica Jones, el personaje principal está teniendo un recuerdo de lo que claramente es un evento traumático, un periodo que informa la serie y que poco a poco se fue revelando a lo largo de los 13 episodios de la primera temporada. Jessica está en un restaurante con un misterioso acompañante. Se supone que es su “aniversario” y su “pareja” le pide, no, le ordena, que ame el momento. Después, le dice lo que parece ser una simple y sencilla frase:
“Then smile”
El personaje es Kilgrave – Purple Man, para los que lo conocemos de los cómics – y dado que tiene la habilidad de controlar las mentes de todos a su alrededor y la utiliza para torturar y asesinar en múltiples ocasiones, el pedirle a Jessica que sonría suena casi inocuo; sin embargo, esa escena demuestra el sutil pero complejo subtexto de la temática que aborda la serie: el sexismo y la misoginia.
Pedirle a una mujer que sonría es uno de los ejemplos más prevalentes e insidiosos del sexismo en la sociedad. ¿Por qué? Porque señaliza una familiaridad e imposición que no es reciproca. A los hombres no se son pide sonreír como si fuéramos unos autómatas dedicados a hacer de este mundo un lugar más agradable. Hace unas semanas, cuando Apple presentó su iPad X-Large, un representante de Adobe se subió al escenario a demostrar una versión de Photoshop ¿y qué fue lo que hizo con el poder tecnológico a su disposición? Hacer que una modelo en una foto sonriera. Sobra decir que al siguiente día la prensa criticó ese momento. No fue una coincidencia ni sólo un elemento narrativo que la showrunner Melissa Rosenberg haya decidido presentarnos a Kilgrave con una escena así. Y claro, en caso de que quedara duda, la serie vuelve a retomar esa interacción en el momento climático de la serie en el 13vo episodio.
El mensaje es claro: el enemigo principal de Jessica Jones es el patriarcado y el privilegio masculino.
Sí, supongo que algunos de los que leen esto ya están torciendo los ojos al leer esas palabras; porque es más fácil ignorar cualquier cosa que desafie nuestras preconcepciones. Pero para aquellos que encuentran la importancia de la fantasia y la ciencia ficción radica en su capacidad de utilizar metáforas y analogías para explorar situaciones del mundo real, así como los que creemos que el genero de superhéroes tiene verdadero valor, Jessica Jones es casi un regalo divino.
A riesgo de señalar una perogrullada, esto se manifiesta en los dos personajes principales: Jessica Jones y Kilgrave.
El punto principal de Kilgrave es que no está loco; no es un Joker o un Red Skull. Sus acciones son manifestaciones de encontrarse en una jerarquía superior. La “relación” que tiene con Jessica, donde básicamente la violó una y otra vez durante meses, es una clara analogía a una relación abusiva. Kilgreve frecuentemente recurría a la violencia y al abuso, para después disculparse y decirle a Jessica que “todo estaba bien”. Los aspectos toxicos de su personalidad son comunes y no tienen demasiada intersección con lo que uno esperaría de un villano de cómics. Ausentes están la megalomanía que se podría pensar seria parte de alguien que tiene el poder de controlar mentes. A Kilgrave no le interesa dominar el mundo, o controlar políticos ni personas de influencia; su propósito principal es usar sus poderes para reducir a las mujeres a objetos, sin importar a cuántas personas – mujeres y hombres – dañe en el camino, llegando incluso a utilizar instituciones como la policía para llegar a sus fines.
Hey, justo como el sexismo y la misoginia funcionan en la sociedad.
Cuando Jessica y Kilgrave por fin tienen un enfrentamiento cargado de emoción y complejidad en el octavo episodio, Jessica le reclama con odio y furia que lo que le hizo fue violarla repetidamente. Kilgrave le responde: “Which part of staying in five-star hotels, eating in all the best places, doing whatever the hell you wanted, is rape?” Es una respuesta reveladora, ya que Kilgrave parece no entender que la razón es que ella en ningún momento estuvo en la posición de dar su consentimiento; es una analogía al “date rape”, donde el que una mujer se encuentre intoxicada no significa que está dando su consentimiento tácito para hacer lo que se quiera con ella. A eso me refiero cuando menciono que Kilgrave no es un villano de cómics como muchos otros, esta falta de entendimiento – incapacidad para comprender – es extremadamente común y no nace necesariamente de sus poderes, como el mismo Kilgrave quiere usar como justificación, sino de su privilegiada posición.
Kilgrave no es un villano perturbador por sus poderes, es perturbador por su mundanidad.
A menor medida, la misoginia también la vemos reflejada en el otro villano de la serie: Will Simpson, quien los que leemos cómics lo reconocemos como Nuke, de Frank Miller. Despues de ser usado por Kilgrave para atacar a Trish Walker, acaba desarrollando una relación con ella. Aunque superficialmente Simpson parece ser un “buen tipo”, es casi tan toxico como Kilgrave. A pesar de que es Jessica quien conoce a Kilgrave y tiene las habilidades para enfrentarlo, Simpson constantemente se encuentra molesto y frustrado al tener que seguir sus instrucciones y busca cualquier motivo para ignorarlas y hacerlo todo por su cuenta, en una retorcida versión de caballerismo y condescendencia. Y cuando se encuentra bajo los influjos de la droga que le da sus poderes, llega a golpear a Trish para luego disculparse inmediatamente con la trillada excusa de “así no soy yo”. Es como si Melissa Rosenberg quisiera deconstruir todos los aspectos de la misoginia en la sociedad en 13 episodios.
Ahora, Jessica Jones. Jessica es un personaje atípico. Por lo general, para escribir personajes femeninos, se recurre al Personaje Femenino Fuerte, donde el ultimo apelativo generalmente es literal y se refiere a fuerza física. Con eso es suficiente para que la mayoría de los escritores consideren que ya desbloquearon el trofeo platino de Feminismo y se den palmadas en la espalda, pero es una ilusión inútil. El hecho es que las mujeres en la ficción todavía son mostradas dentro de un estrecho espectro de interpretación. Don Draper de Mad Men puede ser un alcohólico irresponsable, mentiroso, mujeriego, vano y cobarde, y aun así es considerado todo un icono bien Badass. ¿Su esposa Betty, que tiene muchas cualidades similares? Bah, ella es un personaje insoportable que solo desperdicia tiempo cuando está en pantalla. Y como ellos hay muchos ejemplos en una variedad de géneros. Es un doble estándar muy especifico y arraigado: a los personajes masculinos se les permite desplegar una variedad de rasgos negativos y aún ser considerados geniales – en otras palabras, se les permite ser personas, mientras que los personajes femeninos sólo pueden tener ciertas características que se consideran aceptables, no sea que se alejen del ideal impuesto.
A Jessica Jones no le importa nada de eso. Es alcohólica, grosera, ruda y malhumorada. Es un personaje prototípicamente feminista: no es tratada de una manera distinta a los hombres. Su mayor debilidad, el estrés postraumático causado por Kilgrave, es mostrado como el recurso del cual nace su más grande fuerza y la culminación de su arco como personaje.
También es físicamente fuerte, y le puede patear el trasero a cualquiera, por cierto.
Lo mejor es que todo esto no es plasmado de una manera directa; Jessica no se pone a dar un discurso sobre el feminismo o el cómo escribir personajes femeninos. No es que necesariamente desestime dichos discursos epistemológicos, pero atesoro el sigilo y el subterfugio de Jessica Jones. Si al principio te sentiste atraído por Kilgrave y acabaste sintiendo repulsión, y experimentaste emoción durante ese hermosamente catártico final ¡Felicidades! Eres todo un feminista.
Psych!
Cuando Marvel anunció que haría junto con Netflix un puñado de series de televisión me pareció una genial idea, pero el resultado hasta ahora ha sobrepasado mis ya altas expectativas. No esperaba que el villano principal de Daredevil fuera la gentrificación (el convertir barrios pobres en colonias para acaudalados) y mucho menos esperaba que en Jessica Jones fuera a ser el privilegio masculino. Frecuentemente criticamos, y con justa razón, a las adaptaciones de cómics en la pantalla por ser versiones diluidas y superficiales de los personajes e historias que conocemos. No así con las series de Netflix, que han demostrado una verdadera madurez y complejidad que rivaliza con lo mejor que ha sido publicado por las compañías editoriales a lo largo de las décadas.
La vara para Luke Cage se encuentra muy alta.
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--Héctor