Es difícil sobreestimar
el impacto que The X-Files ha tenido
en la televisión. Tal vez no fue la primera serie de ciencia ficción, o la
primera serie en contar una historia seriada y recurrente, pero fue la primera
en juntar muchos de estos elementos y empaquetarlos de una manera que fuera muy
atrayente para un publico amplio. Ahora muchas de las series del genero tienen
una historia de trasfondo – una “Mitología”
– pero en la década de los 90’s, eso rara vez era parte de la norma. Desde
entonces, el ADN de The X-Files puede
ser encontrado en una multitud de serie, y su impacto se sintió desde el
inicio. Pocos años después de su premiere, ya Joss Whedon la estaba usando para
describir su Buffy The Vampire Slayer,
y en los últimos años la genética del show se puede encontrar en series como Supernatural o Sleepy Hollow.
Su impacto no se
limita a series del genero. Entre los guionistas contratados por el creador
Chris Carter se encuentran personas como Howard Gordon, quien después se uniría
a la exitosa serie 24 y recientemente
desarrolló Homeland para Showtime,
cuya primera temporada fue genuinamente una de las mejores series del año en el
que debuto. Claro, también tenemos a un tal Vince Gilligan, a quien tal vez
recuerden por ser el creador de Breaking
Bad, una serie que frecuentemente se encuentra en la corta lista de los mejores shows de televisión de todos los
tiempos y cuyas habilidades podemos seguir disfrutando en Better Call Saul.
Carter contrató a
David Duchovny y a Gillian Anderson, cuyos personajes fueron desarrollados
hasta convertirse en arquetipos recurrentes en la televisión. A pesar de sus
marcadas diferencias, ambos eran apasionados, lógicos (dentro de sus
respectivas creencias) y extremadamente cultos; sobre cualquier caso parecían tener
toda la información necesaria dentro de sus cabezas como un par de motores de búsqueda
antropomórficos. El carisma y la inteligencia que sus actores y escritores le
imprimieron a Fox Mulder y a Dana Scully seria legendario, el tipo de relámpago
en una botella que es difícil de capturar una segunda vez.
23 años y Scully sigue sin tener escritorio |
En corto, The X-Files fue una maravilla. Tal vez
la serie original tuvo un par de temporadas finales medio infames, y una
segunda película muy deficiente, pero los puntos altos jamás fueron opacados
por estos descalabros.
Hasta que Fox y
Chris Carter decidieron traer de vuelta al show en una miniserie de 6 capítulos,
15 años después de su final.
El resultado fue
un episodio verdaderamente genial (Mulder
and Scully meet the Were-Monster), uno perfectamente aceptable (Home Again), uno mediocre (Founder’s Mutation) y tres episodios
restantes que fueron el nadir de la serie, haciendo ver a esa ultima temporada
y la segunda película como obras maestras. No es coincidencia que esos tres
episodios – My Struggle I y II, Babylon - fueron escritos y dirigidos por Chris Carter.
Parte de las
deficiencias nacen de la estructura de las miniseries. X-Files era conocida por sus dos tipos de episodios: los del “Monstruo
de la Semana” y los de “Mitología”, que trataban sobre la conspiración alien y
la búsqueda de Mulder por encontrar la verdad. Ese formato funciona cuando se
tienen 22 o 24 episodios por temporada para rellenar, pero cuando sólo se
tienen 6 episodios en lugar de mostrarnos la variedad por la que era conocida
la serie el resultado es que nunca se logra asentar una coherencia narrativa.
El otro problema
es que no logra capturar ni modernizar el espíritu de la serie. Lo que en su
tiempo era un parteaguas, en el siglo XXI se siente cansado y repetitivo. The X-Files resulta una victima de su éxito,
porque sus sucesores han normalizado su temática y las amenazas a las que se
enfrentan y las convirtieron en algo cotidiano y de rutina. En los 90’s, The
X-Files era lo más moderno y electrizante, en esta década, es algo que se ve en
una multitud de programas de televisión.
Volviendo a su
estructura narrativa, en estos días es común ver shows de temporadas cortas,
con el propósito de contar una historia sin tangentes y lo más directa posible,
pero el regreso de los X-Files quería
tener su pastel y comérselo, y el resultado no es ni moderno como un show de
pocos capítulos, ni completo como uno de duración regular.
Pero todo eso
resulta inmaterial al lado de lo que es realmente el mas grande problema del
show: Chris Carter es un pésimo, pésimo escritor
y director; y peor aún, sus guiones le dan voz – consiente o inconscientemente
– a algunas de las ideas más estúpidas y peligrosas imaginables.
Hablo, claro, de
las teorías de conspiración. En los Estados Unidos ha habido una larga fascinación
con las teorías de conspiración, desde el asesinato del presidente John F.
Kennedy, el alunizaje o, más recientemente, la caída de las Torres Gemelas.
Chris Carter tomó, casi por accidente, las teorías que involucraban a los
extraterrestres para fundamentar los X-Files,
y lo hizo de una manera genial. La conspiración era fantástica pero creíble, en
especial por la cualidad vaga que poseía durante las primeras temporadas. En
efecto, era casi incognoscible.
Mulder se ve como yo me sentí viendo la temporada |
Pero lo más
importante es que era profundamente personal, porque estaba íntimamente ligada
a la historia personal de sus personajes principales – la búsqueda de Fox
Mulder por encontrar lo que le ocurrió a su hermana y el rapto de Scully. Era
una gran historia. Una historia interesante que, por sus cualidades intrínsecas,
estaba destinada a ser cada vez menos interesantes entre más capas se le añadían
o más respuestas se daban.
Lo importante era
el misterio.
Pero no todas las
teorías de conspiración son iguales. No todas son, para empezar, interesantes,
y muchas de ellas hablan más de la reverenda estupidez de los que se las creen
que de los hechos que tratan de describir. Ahora, gracias al internet, estas
ruidosas voces carentes de lógica y razón han recibido una plataforma para
hacerlas cada vez más omnipresentes.
Y Chris Carter se
dio a la tarea de darles una plataforma todavía más amplia.
Esto no es nuevo.
Cuando hace algunos años me di a la tarea de ver los X-Files de principio a fin, una de las cosas que me llamó la
atención fue que en la primera película uno de los villanos principales que eventualmente desarrolló una
conciencia hace referencia a que el Sindicato (los malos malotes detrás de
todo) usarían “Campos de concentración de FEMA” para sus fines. FEMA es una
agencia federal estadounidense que se dedica al manejo de desastres como
huracanes y ese tipo de cosas, y durante años ha sido la obsesión de idiotas
que piensan que va a establecer campos de concentración para aquellos que saben
La Verdad y que están contra el Nuevo Orden Mundial, un plan malévolo que
involucra a judíos banqueros, masones, los Illuminati o cualquier otra
estupidez que se les ocurra. En ocasiones, como parte de esta conspiración, el
objetivo es reducir drásticamente la población de la Tierra.
¿Adivinen qué
revela el ultimo episodio de la miniserie que es el verdadero propósito de El
Fumador?
To smoke creatively? |
Aparentemente, no
eran los aliens que querían conquistar la humanidad, sino que El Fumador la
quiere eliminar porque si no el Cambio Climático nos va a matar a todos. Así
es. El Fumador, la fuente de toda la maldad en los X-Files, es un radical del
medio ambiente.
¿Cómo planea
hacer eso? Pues con vacunas, claro. A toda la población se le ha estado dando
un virus en la forma de la vacuna contra la viruela. Dicho virus se encuentra
inactivo, hasta que es despertado por chemtrails, que es la palabra en lenguaje
de imbéciles para los rastros de condensación que dejan los aviones al volar.
Básicamente, en
el universo de los X-Files, todas las
alucinaciones febriles de desquiciados con demasiado tiempo libre y una conexión
a internet son verdad. Las vacunas, que han servido para prevenir e incluso
erradicar enfermedades mortales, son un instrumento del gobierno para sembrar
muerte y destrucción. Es un reflejo de la vida real, ya que gracias a un pedazo
corrupto de escoria humana a las vacunas se les ha ligado con padecimientos como
el autismo sin ningún rastro de evidencia científica que lo apoye; este es el
tipo de basura despreciable e ignorancia a la que Chris Carter le está dando
validez.
La misteriosa, enigmática
y fascinante conspiración que envolvía a las temporadas originales de los X-Files fue reducida a los desvaríos incoherentes
de un idiota de YouTube. Literalmente, ya que el primer episodio introduce
precisamente a uno de ellos, un tarado estilo Alex Jones, que, aunque al
principio Mulder lo describe como un “jackass”,
acaba teniendo la razón en absolutamente todo.
Los dos episodios
de Carter que abren y cierran la miniserie son dos de lo peores episodios de la
serie, pero el otro episodio que escribió, Babylon,
no queda tan bien parado tampoco. Al parecer, además de las vacunas, la otra
gran amenaza para los Estado Unidos son….LOS MUSULMANES. No importa que es más
probable que un estadounidense muera por algún caucásico ejerciendo su derecho
a la segunda enmienda, el episodio se encarga de mostrarnos que de 20
musulmanes, al menos 19 van a ser terroristas que lo único que quieren es matar
gente inocente porque así lo ordena su dios.
Si las temporadas
originales capturaban ese escepticismo saludable hacia las autoridades que
permeaba durante los 90’s, la decima temporada captura el odio desmedido,
desprovisto de ataduras morales, lógicas o científicas y la exitosa “Otrorización” de aquellos que son
diferentes y que tienen su conclusión lógica en el éxito de sitios como
Infowars, noticieros como Fox News y la candidatura a presidente de Donald
Trump.
Tal vez, sólo tal
vez, seria capaz de dejar de lado la insistencia de Carter en esparcir tantas
ideas nocivas si al menos lo guiones fueran buenos. Pero no lo son. Son
pésimos. Babylon es una obra maestra cuya
gloria será cantada por los juglares en los anales de la basura. Intenta ser
una meditación sobre la violencia y la fe, y aunque la fe había sido un
componente importante de la serie (véase: el catolicismo de Scully) Carter
resulta ser incompetente al tratar de explorarla durante este episodio. Eso no
es nuevo, ya que habíamos visto un componente de critica religiosa igualmente
insulsa durante la segunda película, pero no por eso deja de ser apabullante lo
superficial y risible que resultó. Por si eso fuera poco, en medio de un
episodio que trata de temas serios como el terrorismo y la violencia, Carter
tuve a bien introducir una secuencia ostensiblemente graciosa en la que un
drogado Mulder recorre Texas porque no se le ocurrió otra manera de hacer un
cameo de los Lone Gunmen. En manos de un escritor y director capaz, esta
discordancia tonal hubiera podido dar pie a algo interesante. Pero Chris Carter
demuestra una y otra vez que no tiene la capacidad para algo así-
Babylon también introduce a los agentes Miller y Einstein, doppelgangers de Mulder y Scully como se ha visto anteriormente en
la serie. Es difícil verlos como algo más que una parodia, pero al parecer
Carter tiene la intención de usarlos como ¿herederos? de Mulder y Scully,
porque para el ultimo capitulo ya son tratados con toda la seriedad posible. Es
la agente Miller la que acompaña a Scully en su intento de hacer el Deus Ex Machina que salvará a la
humanidad, mientras que es Miller quien logra rastrear a Mulder usando FindMyPhone para salvarlo de las garras
del Fumador después de que Mulder rechaza su propuesta Vaderesca de gobernar al
mundo como padre e hijo. El que Miller haya podido rastrear al paranoico e
inteligente Mulder, aunque este no quería que nadie supiera dónde estaba, porque
se le olvidó hacer algo tan básico como apagar el celular es una suerte para el
personaje y para nada una muestra de las inconsistencias básicas en trama y caracterización
que forman parte de la manera de escribir de Carter.
Son como Mulder y Scully, pero irritantes |
No toda la
temporada es tan terrible. Mulder and
Scully Meet the Were-Monster es una joya que está a la altura de lo mejor
de la serie. Darin Morgan, el escritor de episodios como Jose Chung’s “From Outer Space” y Clyde Bruckman’s Final Repose – grandes clásicos – brilla en este fantástico
y absurdo episodio donde Mulder y Scully tienen que atrapar a un monstruo que
fue mordido por un humano que funge como una acida, pero cálida, critica a la condición
humana por parte de Morgan. Glen Morgan (sin relación) se encargo de Home Again, un episodio mucho más tradicional del “Monstruo
de la Semana” que cumple capazmente su función.
La miniserie fue
un éxito, y, fiel al estilo que caracterizaba a los X-Files, el final de
temporada acaba en cliffhanger, por
lo que se puede esperar con cierto grado de certeza que veremos más episodios
en el futuro. Se habla de que hay muchos problemas por resolver, principalmente
que Gillian Anderson vive en Londres, pero vamos, es difícil pensar que
hicieron un final así sin tener una clara idea de que regresarían si la serie
resultaba un hit.
SI logran traer
de vuelta a los Morgan, y si, “por los viejos tiempos”, Vince Gilligan decide
dejar de lado su brillante Better Call
Saul por unos momentos para escribir un episodio, es posible que veamos una
que otra historia que valga la pena en la siguiente temporada. Pero es obvio
que la ligadura fundamental que ataba la serie, la Mitología, que es obra
principal de Chris Carter, es ya insalvable. Carter se unió a la larga lista de
creadores que no entienden, o tal vez, nunca entendieron, el porqué su creación
fue un éxito que resonó con el publico.
Hasta que Fox (la
compañía, no Mulder) encuentre una figura estilo J.J. Abrams que pueda rescatar
la serie, es mejor que los Expedientes Secretos X permanezcan secretos,
olvidados en un desván, recolectando polvo.
Ese seria un
final mucho más digno para Fox Mulder y Dana Scully.