Para muchos fans,
Sylverster McCoy es más conocido por su aparición como Radagast el Pardo en la adaptación
del neozelandés Peter Jackson del trabajo de J.R.R. Tolkien. Pero para otro
grupo de fans, el afable comportamiento del señor McCoy siempre traerá
recuerdos de otro personaje: el Señor del Tiempo conocido únicamente como el
Doctor, protagonista de la serie de ciencia ficción Doctor Who. El Doctor es un extraterrestre del planeta Gallifrey,
que viaja por el tiempo y el espacio en su confiable TARDIS, una nave espacial que por problemas mecánicos se quedó
camuflajeada como una cabina de policía de Inglaterra de la década de los 60s.
El Doctor es efectivamente inmortal, y cuando sufre daño mortal es capaz de
regenerarse, lo cual fue un brillante concepto desarrollado para que una docena
de actores lo hayan podido interpretar durante los 50 años de existencia del
programa – cada regeneración significa que es hora de que un nuevo actor tome
el papel. El señor McCoy fue el encargado de darle vida a su Séptima Encarnación.
La década de los
80’s fue bastante tumultuosa para el programa británico. Michael Grade había tomado
el rol de dirigir la programación de la BBC de Gran Bretaña (su posición siendo
la de “Controller”, porque los británicos
son dramáticos) en 1984 y según los reportes, odiaba con todo su corazón el
venerable programa de ciencia ficción. Si a eso le añadimos que la BBC pasaba
por problemas económicos durante esos años, realizar Doctor Who no estaba
dentro de sus prioridades.
También había problemas
entre los realizadores del show. Fricciones entre los “editores de guiones”
(los encargados de la serie) Eric Seward y John Nathan-Turner llevaron a que el
primero dejara el programa. Nathan-Turner permaneció porque no tenia otra opción,
pero las presiones de Grade ocasionaron que despidiera al Sexto Doctor, Colin
Baker, a pesar de que su contrato no había sido completado.
Nathan-Turner probó
varios actores (inluiyendo Rowan Atkinson, Mr. Bean) pero se decidió por McCoy,
entonces un actor de comedia poco conocido. Cada actor tiene la libertad de
darle al Doctor su propia personalidad, y McCoy decidió interpretarlo casi como
un bufón. Doctor Who es parte del
acervo cultural de Inglaterra, y es uno de los programas más vistos del país,
tanto por niños como para adultos, por lo que en ocasiones ha sido difícil encontrar
el balance adecuado en lo que respecta a historias que puedan apelar a todo
publico. Algunas de las historias del Sexto Doctor se consideraron muy oscuras
para los niños, por lo que para el Séptimo se prefirió darles un toque más
ligero.
Muchos fans de Doctor Who no aprecian al Séptimo Doctor
por eso, y sí, su primera aparición fue muy infantil, incluso para los estándares
de un show que rara vez se ha tomado en serio. Pero eso seria una apreciación muy
superficial del trabajo de Sylvester McCoy. Una vez que se deja de lado el
decepcionante episodio que marca su primera aparición, o incluso, el resto de
su primera temporada como el Doctor, podemos darnos cuenta que debajo de esa
juguetona actitud se escondía un maestro del ajedrez que podía ser oscuro, frio
y manipulador, una caracterización que hace que destaque el Doctor de Sylvester
McCoy entre las 13 personas que han interpretado al personaje.
El mejor ejemplo
de ello es el primer serial de la temporada 25, Remembrance of the Daleks. Ahí, el Doctor se enfrenta a los Daleks,
sus eternos enemigos, que se encontraban en medio de una guerra civil en su
planeta de origen y estaban invadiendo la Tierra en busca de la Mano de Omega,
un arma de incalculable poder creada por los Señores del Tiempo y cuyo paradero
exacto se desconocía. Los Daleks son Nazis espaciales, por lo que podemos
esperar el subtexto usual sobre el racismo en el serial, pero lo mejor es
cuando al final Davros, el emperador de los Daleks, se encontraba triunfante,
teniendo en su posesión la legendaria arma. El Séptimo Doctor lo insulta,
obligando a Davros a activar la Mano de Omega en su furia. El arma se vuelve en
su contra, destruyendo el planeta de los Daleks y la flota que se encontraba
alrededor de la Tierra, antes de regresar a manos de los Señores del Tiempo. Se
revela que toda la situación fue creada por el Séptimo Doctor para recuperar la
Mano de Omega y destruir a los Daleks en el proceso.
Claro, Davros y
los Daleks son tan resistentes como Joker, y no fue la primera ni la ultima vez
que son destruidos. Pero es destacable porque en la mayoría de las otras
ocasiones el Doctor ofrece salvarlos de la destrucción, o al menos, se lamenta
de la inevitabilidad de esta; no así el Séptimo, quien se muestra con escalofriante
seguridad de la rectitud de sus actos. Podemos ver como McCoy pasa de la broma a
la frialdad sin perder un paso a partir del minuto 15:40:
Remembrance of the Daleks 4 por Yggdraeniel
The Happiness Patrol es otra historia de McCoy que, como su protagonista, tiene una injusta reputación. Por encima parece ridícula, el monstruo principal esta hecho de dulces y su propósito es castigar cualquier emoción que no sea la felicidad, pero en el fondo es una inteligente homenaje a Orwell y una sátira del periodo de Margaret Thatcher como PM de Gran Bretaña. Como todo buen programa de ciencia ficción, Doctor Who no carece de critica social, pero rara vez ha sido tan directa en contra del gobierno actual de la época.
El periodo de
McCoy cierra en la temporada 26 con dos grandes seriales: The Curse of Fenric y Survival.
En The Curse of Fenric vemos al
Doctor y a su compañera Ace en medio de la Segunda Guerra Mundial durante los
intentos del ejercito británico de descifrar los códigos Nazis. Además, el
Doctor se enfrenta a Fenric, un mal milenario el cual el Doctor siempre ha
mantenido a raya mediante un juego de Ajedrez. Es como The Imitation Game, pero con vampiros anfibios, porque así de awesome es Doctor Who. Aún juzgado bajo parámetros
modernos, The Curse of Fenric es un
punto alto en la historia de Doctor Who.
Survival es clásico porque nos
muestra uno de los mejores enfrentamientos entre el Doctor y su némesis y
opuesto: el Señor del Tiempo maligno conocido como The Master.
Survival es un serial algo melancólico no sólo por ser otra lucha entre estos dos acérrimos
enemigos, sino porque después de haber sido transmitido, Doctor Who fue cancelado.
Los ratings no habían
sido buenos durante algún tiempo, y aunque Grade había dejado de ser Controller de la BBC su reemplazo,
Jonathan Powell, le tenia un enorme desprecio a Nathan-Turner, por lo que
suspendió la producción de nuevos episodios. El 6 de diciembre de 1989 se dejó
de transmitir un programa que había sido parte de la TV británica desde 1963.
Ya sabemos lo que
pasó posteriormente. 16 años después, Doctor
Who volvió a la televisión, y poco a poco dejo de ser un oscuro programa
conocido por muy pocos fuera de Inglaterra para convertirse en algo apreciado
por fans de todo el mundo. Algunos culpan a McCoy de la cancelación, lo cual es
ridículo; muchas situaciones estaban en contra del show en esa época y McCoy
tuvo la mala suerte de estar en medio de ellas. Viendo de manera critica sus
tres temporadas como el Doctor, podemos ver que estuvo a la altura de cualquiera
de los que han tenido la suerte de interpretar al Doctor. Sí, el Séptimo tiene
malas historias, como las tuvieron también los amados Cuarto y Decimo, pero
tiene muchas historias llenas de ingenio, gracia, imaginación y memorables
villanos, tanto clásicos como nuevos. Y si hubiera tenido una temporada más, el
par que hacían el Septimo y su compañera Ace (Sophie Aldred) hubiera sido
considera una de las parejas clásicas de la serie, porque la química padre-hija
que tenían McCoy y Aldred era muy efectiva.