Había llegado el momento, era necesario conocer
personalmente la tan alabada obra de Eiichiro Oda después de tantas
recomendaciones y pulgares arriba de montones de gente que gritan a los cuatro
vientos “Esta historia es genial”.
Debo admitir que tenía mis reservas. Siempre es bueno darle
la oportunidad a algo nuevo (claro, cada quien tiene sus propios límites de
apertura y eso es muy respetable) pero tomando en cuenta que mi primer contacto
con ésta historia fue un anime terriblemente editado que parecía que quería
pero que simplemente no podía (en serio, es espantoso cuando se utiliza la
versión gringa para distribuirla en Latinoamérica) pues honestamente no tenía
demasiadas expectativas.
Así pues, le di su oportunidad y debo admitir que me
sorprendió gratamente. Es cierto, inicia algo lento. Las primeras aventuras no
son exactamente atrapantes pero resultan lo suficientemente entretenidas y novedosas
como para seguirles el paso y como a partir del 3er tomo las cosas se ponen
mejor. Es cuando la historia agarra tintes realmente interesantes. La aventura
toma mayores proporciones a medida que la historia avanza, conocemos más a
fondo a los personajes (ay nanita, esos pasados tortuosos de cada personaje
cada vez son más desgarradores) y es cuando realmente se puede comenzar a
agarrarles afecto. Cierto ya conocíamos el pasado del protagonista Luffy, pero
como que aún no era suficiente, se necesitaba de más personajes para que la
aventura agarrara forma y realmente se pudiera disfrutar la historia.
A partir de ese momento no hay retorno. La historia, simple
en su esencia, comienza a complicarse a cada paso (o braceo) que se da y te vas
dando cuenta de la manera en que las cosas funcionan en éste mundo y no te
queda más que admirarte mientras lees a estos personajes cuyos valores de
amistad, honor e incluso justicia te contagian y te emocionan mientras las
aventuras avanzan.
A estas alturas hablar de la historia en si debe
considerarse redundante pero lo haré brevemente por si acaso haya alguien que
no la sepa. Básicamente tenemos a un muchacho que aspira se pirata para recorrer
el mundo y ser libre y su objetivo principal es encontrar el más grande tesoro
del mundo, conocido como (si, adivinaron) One Piece, y al mismo tiempo,
convertirse en el “Rey de los Piratas”. Claro que hay algo interesante con este
personaje ya que, a falta de otras palabras, posee super-poderes, en este caso,
el poder de estirarse como liga y dar guamazos descomunales a sus oponentes y
claro que a lo largo de la trama se va enfrentando a enemigos de similares capacidades
sobre-humanas en su búsqueda de nuevos compañeros para su viaje.
Si, sé como pinta esto, estamos viendo a un Goku en el mar
¿No? Pero aunque hay ciertas similitudes con el famoso saiyajin (Luffy es
glotón, cabeza hueca, super-poderoso y exageradamente franco) la realidad es
que el sentido de aventura no se pierde por meter super-peleas avasalladoras,
al menos hasta el momento. El elemento humano se mantiene muy presente.
Defender a tus amigos, sacrificar todo por los seres amados, pelear por tus
ideales, todo eso se mantiene muy predominantemente en las aventuras de estos
piratas sui generis que, valga la pena mencionarlo, no están precisamente
interesados en robar poblados o barcos que se encuentren a su paso, sino más
bien alcanzar su meta sin comprometer sus ideales ya que el concepto de
“tesoro” es bastante más profundo que un simple cofre repleto de doblones y eso
ayuda mucho a la historia y al desarrollo de personajes quienes tienes sus
objetivos bastante bien definidos y harían lo que fuera por cumplirlos.
Algo que quiero recalcar es que a pesar de que se trata de
una serie continua, cuando la situación lo amerita (que es básicamente cuando
conocen a alguien y lo suman a su viaje) tenemos un cierre bastante
satisfactorio de los sucesos que se dan en esos números. Vemos cómo los
personajes que no son los principales pero que tuvieron relevancia a esa altura
de la historia toman decisiones de vida, maduran, evolucionan y cierran sus
propios arcos de manera muy eficiente y eso le da un sentido de avance a la
historia, algo que es muy difícil encontrar en historias tan largas como ésta.
Cabe decir que el toque de comedia es predominante en la
historia, lo que le da mucha frescura a la lectura y, aunque se pone serio
cuando debe serlo, nunca pierde eso que lo hace especial entre tantas historias
de monigotes poderosos que se parten la máuser episodio tras episodio. No tengo
idea si estas batallas se trasladen a proporciones cósmicas legendarias como
suele suceder y que se llegue a perder el punto de la historia pero por lo
pronto lo estoy disfrutando bastante y lo estaré siguiendo mes a mes hasta el
mero final que, dicho sea de paso, aún no llega en su versión nipona.
Así que mi veredicto para esta obra tendría que ser un 4 de
5 rayitos en mi botesómetro para los primeros 10 tomos. Quería darle más pero
considerando que los primeros números están algo flojos y que la verdad de
repente el arte no ayuda mucho a entender lo que está pasando en las viñetas
creo que 4 de 5 es buen indicador para el inicio de esta historia que
honestamente promete mucho.
Léanlo se los recomiendo. Si gustan seguirlo en su versión impresa
que se está publicando en México como su servidor está perfecto pero si no
pretenden esperar a que vayan saliendo los tomos pues están en libertad de
buscarlos en Internet, no es muy difícil encontrarlos por ahí.
#BotePower