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    domingo, 8 de noviembre de 2015

    Iceman: the importance of being mutant AND gay



    Esta semana (tras una espera larga) fue publicado Uncanny X-Men 600, número que al fungir como el cierre al run de Brian Michael Bendis en la franquicia mutante implicó que el autor cerrará varias tramas que fue hilando a lo largo de números anteriores, una de ellas fue la inevitable confrontación del joven Bobby con el viejo Bobby respecto a su orientación sexual.

    Como saben (y si no lo saben, busquen el número en inglés o esperen la versión en español que Televisa publicará el próximo mes) en All New X-Men 40, tras salvar el Universo del peligro del Black Vortex, los X-Men originales regresan a la Tierra y ahí Jean Grey confronta a Bobby Drake respecto a su sexualidad.

    La escena (una escena además de inteligentemente escrita, bellamente ilustrada por Mahmud Asrar) recibió críticas en su momento por dos razones: la forma en que Jean 'sacó' del closet y el 'volver' gay a uno de los personajes con más cuño dentro de la franquicia, quien además había sido aparentemente heterosexual durante toda su historia.

    Sobre el primer aspecto algunas voces criticaron la escena al interpretar que Jean obligó o forzó a Bobby a salir del closet. En mi opinión se está pecando de excesiva corrección política al leer dicha escena. Podría parecer una salida forzosa ya que es por Jean que nos enteramos que Bobby es gay, pero parece que olvidamos que nosotros como lectores somos espectadores y no parte de la escena (es decir, no hablamos de una historia donde se rompa la cuarta pared, esto no es Deadpool).

    Por tanto, la escena entre Jean y Bobby es una conversación bastante natural. No tenemos que olvidar que hablamos de dos jóvenes de apenas dieciséis años; no sé cómo recuerden ustedes su vida a los dieciséis años pero si algo caracteriza a los adolescentes es que regularmente tienen poco tacto en su actuar, y aun así me parece que Jean fue bastante madura en su forma de abordar la temática. Al ver que Bobby estaba blofeando sobre su heterosexualidad, Jean lo apartó del grupo y lo interrogó sobre el asunto.

    Para quienes no somos heterosexuales, salir del closet es uno de los momentos a los que más le tememos en razón de que no sabemos si la respuesta que obtendremos será positiva o negativa, aún en los tiempos que corren. Y aunque todos quisiéramos salir del closet de una forma memorable, cinematográfica y positiva (lo cual rara vez se logra, la mía ni siquiera voluntaria y fue bastante gris) es más común irlo haciendo poco a poco, regularmente empezando con tus amigos más cercanos.

    La escena que plantea Bendis no es ni de cerca irreal o irrespetuosa. Debe de haber cientos de casos de amigas o amigos que sin ser telépatas, confrontaron a alguien que es obviamente o cuando menos probablemente gay y obtuvieron la respuesta debida (sea negativa o positiva). Si, Jean tenía una confirmación total previa al ser psíquica pero es mero aderezo de la historia. Y como muchas veces se ha establecido, cuando eres telépata, escuchas cuando la gente 'grita' sus pensamientos aunque no lo quieras.

     

    La historia lleva a que Bobby empiece a aceptarse como es, obtenga el apoyo y cariño de Jean, y deba eventualmente enfrentar a su yo más viejo. En Uncanny X-Men 600, finalmente vemos ese momento y la resolución más esperada es la que sucede.

    El joven Bobby confronta a su yo más viejo, le dice que es gay, y aunque el viejo Bobby al principio se muestra renuente a aceptarlo, termina por señalar que su yo más joven es más consistente que él, confirmando así que también es gay. Posteriormente realiza una explicación bastante natural con la cual uno no pueda sentir más que cierta empatía: el viejo Bobby, perseguido por un mundo que le teme y le odia por ser mutante, prefirió evitar ser 'temido y odiado' por ser gay. Prefiriendo evitar el tema, incluso intentando ser heterosexual y finalmente ocultando una parte relevante de sí mismo, incluso para él.

    Todo este asunto de los X-Men originales viajando al presente para confrontar a sus versiones actuales tiene un objetivo o sustento muy inteligente: confrontarte contigo mismo. Uno de los temas más recurrentes dentro de la naturaleza humana es el inevitable conflicto que puedes llegar a vivir respecto a quién fuiste, a cuáles eran tus sueños, ideales o motivaciones, a cuáles eran tus fortalezas y miedos, y en última instancia a quién eras, hace cinco, diez, treinta años. A qué tanto has cambiado, a qué tanto has dejado que te cambien, qué tanto has evolucionado o devolucionado. Regularmente nosotros hacemos esa confrontación en nuestra mente, el punto es que aquí los X-Men lo hacen de forma más directa.

    El joven Bobby 'sacando' del closet a su yo más viejo es una analogía de nuestra propia conciencia reclamándonos sobre algo que no hemos aceptado, hecho o confrontando. Esa es la valía de esta historia en un contexto más amplio. Dentro de su mismo contexto, es una hermosa escena donde un chico de dieciséis años pregunta a su yo trece años mayor (porque gracias a la continuidad flotante de los cómics, el Universo Marvel tiene unos trece o catorce años de existir), por tanto un adulto de veintiocho o veintinueve años si también es gay. La escena logra lo que muchos quisiéramos: que nuestro yo del pasado nos ayudará a corregir o retomar el camino que hemos perdido.

    Decía líneas arriba que una de las críticas más recurrentes dentro de ciertos sectores de fans a esta tema es que cómo era posible que por estar de moda, Marvel hiciera gay a uno de sus personajes heterosexuales más icónicos (así como hizo mujer a Thor o negro al Capitán América). Incluso llegando al ridículo de decir que si querían mutantes gay, crearan uno nuevo o para eso estaban personajes como Northstar, Wiccan o Mystique.

    Lo que esa gente pierde de vista en principio es que los cómics como cualquier expresión artística responden a los contextos y momentos en que son generados. Las diversas manifestaciones artísticas a lo largo de la historia han respondido a los contextos sociales, estéticos, culturales, económicos y políticos del momento vivido.

    Más aún, personajes que se vuelven franquicias como los X-Men, Mickey Mouse o James Bond deben mantenerse vigentes,  deben decirle algo a las audiencias actuales para que así nuevas generaciones encuentren afinidades, simpaticen y en última instancia, empaticen con estos personajes.

    No es una moda que hoy Thor sea una mujer, Iceman sea gay o el Capitán América sea negro. Es porque el contexto social y cultural que vivimos actualmente no sólo lo permite, sino que lo impulsa. ¿Porqué Iceman no fue gay siempre o porque Thor no era una mujer? Porque el contexto en que fueron creados en los sesenta era mucho más conservador y veía a las mujeres como damiselas en peligro y a los homosexuales como algo mal visto por el Comics Code Authority.

    Chris Claremont no pudo decir abiertamente en 1980 que Mystique e Irene Adler (Destiny) eran una pareja consumada hasta muchos años después, se tuvo que conformar con decir que eran 'buenas amigas'. El mismo Northstar, un personaje que John Byrne creó con toda la intención de que fuera gay no pudo revelar su orientación sexual hasta principios de los noventa. Treinta años después de iniciada la franquicia mutante y más de diez años después de creados esos personajes.

    Adicionalmente, no hay que disfrazar pensamientos homofóbicos con aparente defensa de la pureza de los conceptos o personajes. Si realmente fueramos congruentes con nuestra defensa de 'la pureza de los personajes', simplemente no tendríamos que aceptar número alguno de Batman que no fuera fiel a la estética visual de las historietas en los años treinta o número alguno de los X-Men donde Magneto no sea un villano chiflado. 

    Nos guste o no, nuestros queridos personajes tienen como función máxima, la de ser parte de historias que sean atractivas y logren conectar con su audiencia (y en última instancia logren vender ese cómic). Eso es lo que está haciendo Marvel con sus personajes. De la misma forma que Chris Claremont y John Byrne revitalizaron a los X-Men en los ochenta, de la misma forma que Jim Lee y Todd McFarlana renovaron a los X-Men y Spider-Man para la decada de los noventa. Brian Michael Bendis mantiene esa larga tradición de renovar personajes y enfoques con el fin de seguir contando buenas historias.

    Dicho esto, ¿por qué es importante que Iceman sea gay? Por la relevancia histórica del personaje. Con todo el cariño y respeto que merecen personajes como Northstar, Hulkling o Wiccan, estos personajes no tienen la fanbase, la historia, la trayectoria de alguien que es un miembro fundador de los X-Men. ¿Traiciona la esencia del personaje? No. Más allá de que Bobby jamás se ha caracterizado por tener alguna relación memorable con una mujer y más allá de que algunos autores como Scott Lobdell tiraron algunas pistas por aquí y por allá a lo largo de los años, la orientación sexual de Bobby era lo suficientemente gris como para introducir una historia como esta, que además dota de mayor sentido y profundidad al personaje. No invalida su pasado, lo enriquece.

    Pero más importante aún, los X-Men han sido desde hace muchos años, una alegoría o una reflexión sobre la discriminación y el odio a lo diferente y han defendido de forma tremendamente vocal, no sólo la tolerancia sino la aceptación, inclusión y empatía por el otro. El otro léase no sólo como mutante, sino como alguien con una orientación sexual, raza, religión distinta a la propia, y más allá, personas con discapacidad, con menor educación o menores ingresos, etcétera. ¿En qué está mal que Iceman sea gay?, ¿lo hace menos valiente o genial?, ¿lo vuelve malvado, incompetente o tonto?, ¿le quita ser un mutante nivel Omega? No. Sigue siendo el mismo héroe genial, divertido y único.

    Entonces, ¿por qué es importante que Iceman sea gay? Porque le dice más al público siéndolo que no siéndolo. Yo he sido un vocal defensor de que haya superhéroes gay por una simple razón. Porque le permiten a un público identificarse con ellos. Los superhéroes son en última instancia idealizaciones de los seres humanos. Idealizaciones con las que sientes empatía y admiración, porque admiras en otros algo que tu tienes, o que te gustaría tener.

    ¿Quién te dice que allá afuera no hay un adolescente o joven homosexual que atraviesa por un proceso de autodescubrimiento similar al de Bobby y se siente reconfortado al identificarse con esa situación y quizá escape a alguna mala decisión?, ¿quién te dice que allá afuera no hay un joven homosexual solitario que decide enfrentarse a su mundo con el único fin de poder llegar a tener una relación tan vivaz y sana como la de Wiccan y Hulkling?

    ¿Son muy sacarinosos y ñoños mis ejemplos?, ¿ya no leen cómics los jóvenes?. Bien. Por lo menos quien escribe esto es un homosexual feliz de que haya más personajes con la misma orientación sexual que él. Así como hay adultos felices porque Wolverine golpea y destaza sin piedad, porque Deadpool es un mal hablado cínico sangríento o porque Iron Man es un genio playboy excéntrico, yo soy feliz de tener un personaje gay que tras muchos años de ocultarse, finalmente se quiere aceptar como es.

    ¿Cuál es la importancia de que Iceman sea gay? El derecho que todos tenemos a tener un héroe. El derecho que todos tenemos a ser visibles.

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