I Am Iron Man
Con esas palabras cerró la entrega inicial de Iron Man, la cual además de haber sido extremadamente bien realizada, se encargó de crear los fundamentos del Universo fílmico de Marvel, una tarea que se creía imposible. Pero, realmente, ¿Cual es el significado de esas palabras?. Aasimismo, ¿Cómo regresas a tu vida normal – tan normal como puede ser un genio, billonario filántropo y superhéroe – después de haberte enfrentado a la amenaza más grande que jamás había existido.?
Tenemos también la pregunta formulada por el inmortal Steve Rogers, que si bien se encontraba bajo la influencia de Loki, estaba llena de toda la verdad a la que sólo pueden recurrir los niños, los ebrios y los indoctrinados por amenazas intergalácticas: ¿qué pasa cuando le quitas a Tony Stark su armadura?
Esa es la pregunta que pretende contestar Shane Black en Iron Man 3, una vez más estelarizada por Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow y Don Cheadle, esta vez acompañados por Guy Pierce y Ben Kingsley en los roles antagónicos. Black contesta esa pregunta, no con una compleja examinación psicológica que pretende desentrañar los más profundos demonios de la mente de Tony Stark, sino con una hábil mezcla de acción y comedia, dejando a su estrella brillar en el papel que conoce perfectamente y sometiéndolo a una serie de stunts que sólo el Hollywood moderno puede lograr.
Volviendo a la pregunta planteada por Steve Rogers, la manera en la que la película la contesta es quitándole a Tony Stark todo lo que uno consideraría parte esencial de Iron Man. Huyendo de sus enemigos, Stark se encuentra sin su dinero, sus aliados, su tecnología y sin su fiel asistente virtual para demostrarse a sí mismo – y a la audiencia – que la armadura no hace el héroe; otros pueden usar sus tecnificados caparazones, pero sólo existe un verdadero Iron Man. En una larga secuencia de acción, que le debe más a las películas de acción de los 80’s que a anteriores entregas de Marvel, Stark se enfrenta a un ejercito de desechables malhechores con poco más que un resorte y un reloj de niña, demostrando que no necesita de sus costosas armaduras para ser un héroe y que el verdadero significado de Iron Man proviene de su ingenio, su valentía y su increíble talento para las frases mordaces. Claro, siendo una película de Iron Man, no podía falta una emocionante escena que involucre dos o más armaduras, y ahí llegamos durante el clímax de la cinta, en una muy bien realizada (y, eh, “Toyetica”) secuencia de acción con docenas de versiones de la armadura de Iron Man. Este clímax, en particular, es un ejemplo de dicotomía en la que Iron Man 3 se encuentra: sucede en un muelle curiosamente desprovisto de autoridades, un set piece de los 80’s si alguna vez vi uno, en el que se muestra a Tony Stark en su más superheroico modo. Iron Man 3 es entretenimiento retro veraniego de alta calidad.
El final es particularmente revelador y satisfactorio. Stark decide finalmente deshacerse de su última muleta al someterse a un proceso quirúrgico para removerse el reactor Arc que le daba poder a sus armaduras y que mantenía a raya la metralla tan cercana a su corazón. El renacimiento de Tony Stark por fin concluye, finalizando el arco argumental que se sostiene particularmente bien desde Iron Man, a Avengers, a Iron Man 3 – obviando, por supuesto, la pseudoadaptacion de Atlas Shrugged que Favreau nos recetó la vez pasada la cual simplemente no figura.
¿Qué le depara el futuro a Iron Man? Los créditos nos dicen simplemente “Tony Stark will return” Es un hecho que Robert Downey ha dicho más de una vez que dejaría al personaje una vez iniciada su quinta década, algo que se encuentra a solo unos años de distancia. El hecho de reemplazarlo en el papel es, francamente, inconcebible. Sin importar lo que le depara el futuro, Iron Man 3 no es un final, no es el fin de Tony Stark como Iron Man, al contrario, es un inicio que a su vez funciona como un muy eficaz cierre de un ciclo.