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    miércoles, 17 de agosto de 2016

    Sector X: Mutant Massacre



    Con esta entrada inicio una nueva sección en Crónicas del Multiverso. En la noble tradición de otros amigos aquí en el blog que revisitan clásicos de cómics,  haré lo propio aunque más que revisitar será un 'Phoenix conoce los clásicos', ya que hablaré de muchas historias que hasta hace unos meses eran básicamente inéditas para mi. De momento serán sólo historias de los X-Men, mis personajes favoritos por mucho, de ahí el título de Sector X, que retomo de la sección que durante muchos años tuvo el finado (y siempre extrañado) Uriel A. Durán dentro de los títulos mutante cuando Grupo Editorial Vid publicaba la licencia de Marvel Comics.

    Si alguna vez hemos intercambiado palabras, sabrán que los X-Men son mis personajes favoritos de los cómics y que Chris Claremont es por mucho mi autor favorito del medio, llegando a niveles de proverbial adoración. Soy gran fanático de su trabajo. Pese a ello, buena parte de su mítico run original en Uncanny X-Men permanece inédito para mi. Ahora que trabajo y puedo sufragar ciertos gustos (además de un mejor dominio del inglés) he decidido acercarme a los clásicos de Claremont. El primero de ellos, por puro azar es Mutant Massacre. La Masacre Mutante.

    Mutant Massacre es recordado por ser el primer crossover mutante de la historia, cuando estos básicamente no existían. Cuenta la historia que allá por 1986, Chris Claremont planeaba una historia que involucraba a los Morlocks siendo atacados por los Marauders a lo largo de Uncanny X-Men cuando Louise Simonson, entonces escritora de X-Factor, antigua editora de Uncanny y gran amiga de Claremont le sugirió que la historia se desarrollará a lo largo de los títulos mutantes de la época (Uncanny, New Mutants y X-Factor). A Claremont le gustó la idea y como dice el clásico, el resto fue historia.

    Mutant Massacre tiene como premisa central a los Morlocks, un grupo de mutantes discriminados y atacados debido a su no muy agradable aspecto físico que viven en el drenaje de Nueva York como una comunidad apartada y apestada incluso por los mutantes (una clásica y elegante alegoría claremontiana sobre la discriminación dentro de la discriminación). Dichos Morlocks viven en aparente tranquilidad hasta que un grupo de mutantes llamado los Marauders, que retroactivamente conoceríamos después trabajan para Mr. Sinister (y entre los que se encuentra el desde entonces popular Sabretooth) los caza y asesina de forma despiadada, casi extinguiéndolos lo cual lleva a que los X-Men, X-Factor, en menor medida los New Mutants e incluso Thor se vean involucrados. 

    Como primer crossover que es, Mutant Massacre tiene mucho de protocrossover. Los títulos no se encuentran exactamente enlazados, sino que solamente tienen puntos de contacto (en aquel tiempo, los X-Men y X-Factor se desconfiaban mutuamente del otro, los primeros por ser entonces dirigidos por Magneto y los segundos por hacerse pasar ante el público como un grupo caza mutantes) y ambas historias se pueden leer de forma independiente.

    El propósito de Claremont y Simonson en la masacre mutante es poner a los equipos en situaciones límite que nunca habían enfrentado y de las que difícilmente saldrán victoriosos. Ambos escritores básicamente querían hacer sufrir a nuestros queridos personajes, para bien de la narrativa y de su crecimiento obviamente, pues como reza el clásico lo que no te mata, te hace más fuerte. Siendo así, Uncanny X-Men lleva la batalla principal de los X-Men contra los Marauders, en la que éstos últimos básicamente les ponen la golpiza de su vida y dejan a Nightcrawler y Kitty Pryde severamente heridos, a Colossus al borde de la muerte a la vez que se ve obligado a asesinar a un Marauder, mientras que Storm le pide a Wolverine que busque venganza lo cual lo lleva a su primer enfrentamiento en solitario con Sabretooth.

    Por su parte los X-Factor salvan también algunos Morlocks (entre ellos Leech y Artie, que se convertirían en parte importante del run de Simonson en los años por venir) aunque sufrirían la consecuencia terrible y más memorable del crossover ya que Archangel se vería seriamente lastimado, casi al borde de la muerte a la vez que dañado en sus alas las cuales debieron ser amputadas lo cual fue el punto de arranque para la transformación del personaje en jinete de Apocalypse, que es uno de los momentos que han definido al personaje hasta nuestros días.



    El crossover también cuenta con la participación de Thor (titulo entonces a cargo del brillante Walter Simonson, esposo de Louise) quien escucharía el caos de los túneles y sería quien salvará a Warren  de una muerte espantosa así como Power Pack (un grupo de cuatro niños con súper poderes creación que significó el debut de Simonson como escritora) que ayudarían a sus amigos Artie y Leech a escapar del peligro. Daredevil (escrito en aquella época por Ann Nocenti, editora de X-Men) tendría una breve participación enfrentando a Sabretooth cuando este huía de Wolverine.

    Como se puede notar, Mutant Massacre surge como un experimento de amigos más que un mandato editorial. De no haber sido porque Chris Claremont, Louise Simonson, Walter Simonson y Ann Nocenti eran además de colaboradores, grandes amigos, este crossover quizá no hubiera existido (no me imagino a Claremont planeándolo con Bob Layton, el escritor original de X-Factor, del que Claremont sentía que afectaba de sobremanera su trabajo en Uncanny).

    Esta fue probablemente mi primera experiencia leyendo esta etapa de los X-Men de mediados de los ochenta. Y es una experiencia bien peculiar pues se siente como un universo visual completamente distinto. Este ya no es el arte extraordinariamente bonito y estilizado de los setenta de John Byrne y Dave Cockrum pero tampoco es la estética ágil y saturada que traerían después Jim Lee y Rob Liefeld. El arte a cargo de John Romita Jr. (antes de que fuera tan cuadrado), Rick Leonardi, Alan Davis, Walter Simonson y Sal Buscema es muy agradable y aparentemente sencillo. Su estética es cuidada pero tampoco exagerada. Visualmente es muy agradable además de muy creativa pese a su aparente sencillez. Está muy llena de vida. Yo soy muy fan de John Romita Jr. y este trabajo es básicamente irreconocible a lo que haría a partir de los noventa pero también es muy bueno. Visualmente me volví fan de Walter Simonson tan sólo de leer un número ilustrado por el.



    Por otro lado, este fue mi primer contacto con el trabajo de Louise Simonson y también me he vuelto fan de ella, no sólo por ser una pionera en la edición y escritura de cómics sino porque la mujer es muy buena escritora y tuvo grandes ideas. Digo, no sólo retomó una premisa bastante desafortunada como la de X-Factor (un grupo de mutantes que se hace pasar por humanos que cazan mutantes para entrenarlos no es exactamente el foco más brillante de la calle) y la hizo funcionar sino que creó a Apocalypse, le quitó sus alas a Ángel, lo hizo su jinete y lo volvió más oscuro. Por otra parte, aún no se siente mucho en este punto pero realmente escribe muy bien adolescentes, plasma de manera muy genial su angustia, ímpetu y energía y esto lo podemos notar en la participación que tiene Power Pack así como Leech y Artie que son personajes que se quedaron a lo largo de su run tanto en X-Factor como cuando se haría cargo de New Mutants.

    Chris Claremont por otro lado es EL MAESTRO CHRIS CLAREMONT. Su prosa de inmediato se siente y se reconoce de forma confortable. Este es el Chris Claremont que llevaba once años escribiendo la franquicia mutante y conocía y quería de sobremanera a estos personajes. Storm lidiando con el conflicto moral de no haber protegido a los Morlocks de los cuales era su líder además de la senda derrota que sufren los X-Men y Wolverine enfrentándose a Sabretooth, el primer mutante que se encuentra a su nivel de salvajismo y fuerza llevan la batuta dramática en el caso aunque Claremont se da tiempo de hacernos sufrir un rato con Colossus al borde de la muerte y Kitty quedando en un estado de casi inexistencia. Además aquí tenemos la introducción de Psylocke (Betsy Braddock) al grupo mutante que tiene el tino de darle un susto a Sabretooth. Claremont gustaba de hacer sufrir a (y en consecuencia hacernos sufrir con) los mutantes y aquí lo logró al no regalarles ninguna victoria, sino sólo heridas y perdidas. Una absoluta masacre mutante.

    Quizá mi única crítica sería que los Marauders no se me hicieron exactamente los letales enemigos que masacraron cientos de Morlocks y derrotaron a los X-Men. Fuera de Sabretooth que llegó para quedarse, Arclight, Blockbuster, Harpoon, Malice, Riptide, Scalphunter y Scrambler me parecieron bastante creativos en cuanto a diseño y poderes pero tampoco tan letales (prueba de ello es su derrota de la que hablaré cuando sea el turno de Inferno)

    Realmente disfrute mucho Mutant Massacre. Al principio es extraño acostumbrarse a la narrativa ochentera y un crossover separado (estaba más acostumbrado a los crossovers que se intersectan entre si) y entrar a ese estilo de narrativa y arte es una experiencia bien interesante. Realmente estamos ante una muy buena historia, que es divertida (la peleas de Betsy y de Logan contra Sabretooth son geniales), conmovedora (enserio, es imposible no sentir pena por Leech y Artie), emocionante (jamás piensas que Ángel se la va a pasar tan pero tan mal) y en general te hace pasar un gran rato, lo que creo es el objetivo de cualquier historia. Interesarte y mantenerte ahí hasta el final.

    Mutant Massacre fue el gran inicio. Es un crossover que treinta años después se mantiene vigente, que editorialmente sentó un precedente, con momentos que son aún recordados y que en general es una muy buena historia.

    Siguiente parada: Inferno.

    #Christopher
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