Hay realmente muy pocas franquicias en la historia del cine que
pueden existir tanto tiempo y ser aún un terreno fértil de exploración.
Precuelas, secuelas, spinoffs, series de televisión, el universo de Star Wars
es tan rico en mitología y con tanto terreno inexplorado que bien podríamos tener
montones más de películas y no se sentiría que se estuviera sobreexplotando.
Y estoy feliz y plenamente agradecido de decir que éste es
uno de esos casos, Rogue One: A Star Wars Story es una película enormemente disfrutable y una
auténtica carta de amor a los fans por todos los easter eggs, guiños, cameos y
menciones sacadas de la saga (películas y series por igual) que están presentes
en esta cinta.
Y es que hay tantas leyendas y sucesos que se mencionan por
encimita en las películas originales que nos da mucho por explotar todavía y
esta entrega nos demuestra que pueden dar como resultado historias estupendas y
que pueden llenar esos pequeños huecos de manera más que satisfactoria.
Ubiquémonos en dónde nos encontramos en estos momentos. El Episodio
III nos entregó (sea de la manera que haya sido) el origen de Darth Vader, su
sometimiento al Lado Oscuro de la Fuerza, la aniquilación de los Jedis y a un
Imperio surgiendo. El episodio IV nos muestra que luego de varios años existe
una Rebelión que pelea arduamente en contra de ese Imperio y que de algún modo
habían obtenido los planos de la más letal arma de la Galaxia: La Estrella de
la Muerte.
Nunca se ahondó al respecto de cómo la inteligencia rebelde
y su flota había conseguido tal hazaña así que era la oportunidad perfecta de
enfocarnos en ello. Rogue One: A Star Wars Story ocurre, entonces, justo antes del episodio IV y
nos relata precisamente la manera en la que los rebeldes consiguieron dichos
planos y de paso responden una pregunta que había permanecido sin respuesta durante
más de 30 años.
Debo reconocer que, a pesar de que ésta película me fascinó,
en realidad tiene bastantes peros que achacarle en ejecución y en
caracterización, sin embargo mi lado fanboy gana y detalles como esos quedan de
lado cuando vemos el conjunto. La historia es sólida pero falla un poco al
momento de explicarnos el porqué de las cosas. Sabemos exactamente cuáles son
las motivaciones de Jyn Erso (Felicity Jones), Cassian Andor (Diego Luna),
Chirrut Imwe (Donnie Yen), Baze Malbus (Jiang Wen) y Bodhi Rook (Riz Ahmed) y
entendemos perfectamente por qué luchan y los ideales que representan pero
sencillamente no se las crees.
No sé si sea culpa del guion que nos los presenta muy rápido
o de los actores que no convencen con sus interpretaciones pero al final del
día los vez hacer lo que hacen, luchar, sacrificarse y todo pero no te encariñas
con ellos. Al menos no demasiado.
Si me cayeron bien, muchos de ellos son muy carismáticos
(Chirrut y Baze son la onda, Bodhi fue de los que más me convencieron y K-2SO
fue el mejor personaje de la película) pero en general no recuerdo ni los
nombres (tuve que usar Google para esto). Resulta curioso, por otro lado, que
aunque ya sabemos perfectamente cómo va a terminar la película (si conocen lo
suficiente y utilizan la lógica pueden predecirlo) y de cualquier forma te
preocupa que los rebeldes logren su objetivo, sin embargo a mí me preocupaba
más el éxito de la misión que el bienestar de los personajes y eso lo siento
como una falla de la película. Las actuaciones de Felicity y Diego no fueron
malas pero algo les faltó para que entraran en el gusto de su servidor, quedando
relegados a meras anécdotas.
El villano principal de la entrega es el Director Krennic (Ben
Mendelsohn) de quien puedo decir realizó
un buen papel interpretando a un antagonista antipático, odioso y sediento de
poder que se gana tu odio y que solo esperas el gran momento de que pague por
todo lo que ha hecho. Recalcar también que es la primera vez que vemos la
Guerra de las Galaxias como una auténtica guerra, no entre naves espaciales
sino en batallas entre soldados y rebeldes y me agradó que se enfocaran a lo
que ocurre dentro de la Alianza Rebelde y lo que tienen que hacer para luchar
contra el Imperio.
Los cameos fueron lo que hicieron que la desvelada valiera
la pena. Ver a Darth Vader de nuevo (lamento si no lo sabían pero aparecía
desde los cortos así que no cuenta como spoiler) fue asombroso y la manera en
la que lo pusieron fue sencillamente gloriosa a pesar de aparecer escasos
minutos en pantalla, y no fue él el único que regresa de entre los confines de
la galaxia en ésta película, al menos tenemos 6 personajes más que retornan a
sus papeles de anteriores entregas y me permito decir que a pesar de los peros
que se les pueda poner a sus apariciones, realmente valieron la pena y su
inclusión se agradece, y mucho. Además de eso si hubo momentos que emocionaban
bastante, momentos de heroísmo, de drama, de desesperación, eso también se
agradece porque lo importante no solo es contar una historia, sino saberla
contar de tal modo que te importe lo que está pasando.
Así que después de tanto debraye les puedo decir sin temor a
dudas que ésta cinta fue de las mejores del año, sin duda, y que estoy feliz de
anunciar que le doy 4.5 de 5 rayitos en mi Botesómetro y que, a diferencia de
The Force Awakens, me daré el lujo de adquirirla en cuanto salga en Bluray (la
saga de los tres episodios solo la compraré cuando esté completa). Qué bueno
que se cierre de esta manera el terrible año 2016 porque realmente se
necesitaba. ¿Mejor que The Force Awakens? Honestamente no le veo la necesidad de
compararlas mientras reseño una en particular así que esa pregunta la
responderé en otra ocasión.
My two cents.
#BotePower