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    miércoles, 2 de noviembre de 2016

    La Fórmula Mágica de Doctor Strange




    You're a man looking at the world through a keyhole. You've spent your life trying to widen it. Your work saved the lives of thousands. What if I told you that reality is one of many?

    Deténganme si les resulta familiar: un arrogante, adinerado y talentoso individuo está dedicado sólo a su propio egoísmo, hasta que sufre una humillante situación que involucra un daño físico lo que lo hace reexaminar su existencia y decide usar sus considerables habilidades para convertirse en un superhéroe y combatir el mal.

    Estoy seguro que la han oído.

    Qué tal esta: el mundo como lo conocemos es una ilusión. Son las simples sombras proyectadas en la pared de la caverna. El mundo real es lo que existe allá afuera, y es mucho más grande y lleno de posibilidades de lo que conocíamos.

    Esa es bastante antigua. Hay una todavía más:

    El Héroe recibe el Llamado a la Aventura, inicialmente se Rehúsa, pero acepta eventualmente y con la ayuda de su sabio Maestro, cruza el Umbral y se enfrenta a sus Enemigos, obtiene su Espada y Regresa con el Elixir.


    Tony Stark precedió a Stephen Strange por unos meses, debutando a inicios de 1963, pero hay que recordar que el buen Doctor es el Mamón Original; todo lo que conocemos de la personalidad y el carácter de Tony es reciente, y su actitud se debe en gran medida a la actuación de Robert Downey Jr. También hay que recordar que ese despertar de su conciencia es algo característico del siglo XXI. En 1963, ser un comerciante de armas era el pináculo de la moralidad. Stephen Strange, por su parte, era posiblemente todavía más despreciable en su origen en los cómics de lo que es en la película.

    La segunda historia, por su parte, es considerablemente anterior a 1963. La Alegoría de la Cueva ha sido fuente de ficción durante mucho, mucho tiempo. El Monomito es todavía más antiguo, y si se le cree a Joseph Campbell, ha sido parte de la narrativa de la humanidad desde que iniciamos a contar historias alrededor de la fogata. Estos dos conceptos trabajan tan bien juntos que es muy común verlos en muchas de las historias y películas clásicas del genero de ciencia ficción y fantasía. Si recuerdan sus películas favoritas, más de una contendrá uno u otro; algunas, tienden a tener de los dos.

    Eso es porque funcionan. Son narrativas básicas y perennes. Son un excelente punto de partida sobre el cual construir una historia. Son, en resumen, un gigantesco cliché. Y es aquí donde es bueno señalar las palabras del brillante semiólogo, escritor y ensayista Umberto Eco:

    “When all the archetypes burst in shamelessly, we reach Homeric depths. Two clichés make us laugh. A hundred clichés move us. For we sense dimly that the clichés are talking among themselves, and celebrating a reunión”

    Un cliché es aburrido; un montón de arquetipos y lo que tenemos como resultado es un eficiente y familiar origen superheroico, que si bien no alcanza “profundidades Homéricas”, está lleno de aventura, mitos, héroes y leyendas dentro de la tradición a la que Marvel Studios nos tiene acostumbrados.


    Stephen Strange viene cortesía de las mentes de Stan Lee y Steve Ditko, dos de los equipos creativos más importantes de la Era Marvel. Stan y Steve nos lanzan de inmediato al mundo de Stephen Strange, el maestro de la “magia negra”, en Strange Tales #110. Tuvieron que pasar algunos meses para que el dúo nos dé un verdadero origen en Strange Tales #115. El Stephen que conocemos es muy parecido al que Cumberbatch interpreta en la pantalla: vano, interesado sólo en el dinero y en la fama, hasta que un día tiene un accidente automovilístico que le quita su carrera como cirujano. A lo largo de los siguientes números de Strange Tales, el mundo de Strange se fue formando poco a poco y, como ocurrió con Jack Kirby en Fantastic Four, la confianza de Ditko se acrecentaba día a día, y para el numero 130 iniciaría lo que es en gran medida el Ur-Text de Doctor Strange: La Saga de Eternity. Eso fue lo que desbordó la imaginación visual de Steve, donde nos dio alucinantes vistas y parajes extraterrestres e imposibles. La Cosmología del Universo Marvel es resultado del trabajo en equipo de Kirby y Ditko, así que era esencial que cualquier película de Doctor Strange trasladara fielmente la faceta que fue creación de Ditko. Más aun, la adaptación de Doctor Strange tendría que llevar por fin a la pantalla la esquina mágica de un universo de superhéroes, con toda la exposición que esto conlleva.

    Doctor Strange tiene que ser… extraño.

    Afortunadamente, la mano mágica de Marvel Studios sigue teniendo un porcentaje de bateo excelente. Quién hubiera pensado que Scott Derrickson, el director de Hellraiser: Inferno y el olvidable remake de The Day the Earth Stood Still, era el hombre para el trabajo (Kevin Feige). En especial porque el paquete es grande: además de hacer una buena película, tiene que crear el lenguaje visual de la interpretación de la magia en el MCU. Derrickson se acerca al material fuente con abandono y placer. Muchos alabaran esas escenas inspiradas en la visualización de Christopher Nolan en Inception y los múltiples homenajes que Derrickson le hace (incluyendo una extendida pelea dentro de un pasillo rotador) o las imágenes en 3D del ilustrador M.C. Escher, pero el mayor gusto que me brindó fue como emuló el descarado uso de Nolan de la dulce, dulce exposición que mencioné necesitaba una película de Dr. Strange. Derrickson y sus escritores le lanzan al público un curso intensivo en el Marvel mágico y cósmico: El Multiverso, La Dimensión Oscura, el Plano Astral, Dormammu, capas de levitación y ojos de Agamotto. Este es un universo de cómics y tiene cosas locas e incoherentes. O lo toman, o lo dejan.


    Es cuando Derrickson deja de emular a Nolan que la película logra alcanzar su lugar en el panteón de las historias de origen, porque ahí empieza su verdadero deber: emular a Steve Ditko. Hablar de Dimensión Oscura y del Mal que ahí reside en exposición no se compara a ir a la dimensión oscura y enfrentarse cara a cara a Dormammu. El clímax de la cinta es pura alegría: con nuestro héroe y su equipo de magos enfrentando a sus antagonistas en medio de una brillante subversión de la porno-destrucción que encontramos en la mayoría de las películas de superhéroes. Por segunda vez consecutiva este año, Marvel Studios logra escapar de las garras de la necesidad incesante de presentar un acto final lleno de tediosa e insulsa destrucción masiva.

    Por importante que resulte el ‘eye-candy’, el centro que une una buena película de héroes es el compuesto por sus personajes, y todos hacen un fantástico trabajo, además de que los protagonistas complementan en maneras inusuales; en ocasiones simétricas y en otras de manera paralela.

    Todos sabemos cómo iba a ser el Doctor Strange de Benedict Cumberbatch en cuanto a personalidad. Es el personaje que Cumerbatch nos brinda usualmente: es Sherlock, Alan Turing o Julian Assange en esa película que nadie vio. Como doctor, su hubris proviene no de descifrar un código o un crimen, sino de detener a la muerte, que como arco temático une a la película. Kaecilius, como buen villano que nos dice algo del héroe, tiene la misma motivación. La idea de detener a la Muerte no es tan superficial como pareciera, y es parte de algunos de los mejores villanos de ficción como Darth Vader, Darkseid y – para esos fans de Tolkien que andan por ahí, Ar-Pharazon, el último rey de Númenor. Tanto Strange como Kaecilius tienen fallas de carácter similares, que es lo que hace que la Ancient One se niegue a entrenar a Strange. Claro, Ancient One tiene sus propias fallas, y son estas debilidades las que hacen que Mordo inicie su trágico descenso hacia la villanía.


    Y luego llega Wong a patear traseros. Wong realmente no es parte de esa bien realizada matriz de caracterizaciones y relaciones interpersonales, pero es genial. Es un millón de veces mejor que el Wong de los cómics, y tenía que señalarlo.

    Cumberbach, Mads Mikkelsen, Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor y Benedict Wong componen lo que es uno de los elencos más ricos y bien realizados en una película de superhéroes tanto en su desempeño, como en la caracterización de sus personajes como en sus papeles dentro de la trama. Quién sabe, tal vez para la próxima se incluya a Rachel McAdams entre ellos. Si bien no es terrible como Jane Foster, es prescindible en función y en presencia.

    Desafortunadamente, varios de los aciertos de la cinta se perderán entre el ruido. Strange va a ser visto como una derivación de Stark, a pesar de sus diferencias. El arco de Strange es más satisfactorio porque desde un inicio era más frio y desagradable (mientras que Stark es pura proyección de sus inseguridades) y Kaecilius entrara por definición en la categoría de Todos los Villanos de Marvel Son Decepcionantes Excepto Loki ya sea lo merezca o no – como pasó con el también subvalorado Zemo de Captan America: Civil War.

    La calidad general de la película hace que se le perdonen ciertas fallas. A 115 minutos, es bastante corta para ser una película moderna de superhéroes, y se siente que se pudo haber beneficiado de escenas extras (o tal vez es la impresión que da por lo bien que todos realizan su trabajo) y en ocasiones la trama se siente floja; todos sabemos que Stephen Strange tiene que ser reunido con el Ojo de Agamotto, pero es un poco incongruente que la Ancient One y Wong dejen a un estudiante potencialmente peligroso andar por ahí con una Gema del Infinito en el cuello antes de que pruebe que se lo merece.

    Está de moda criticar a Marvel Studios por sus poco memorables bandas sonoras, y me da gusto señalar que Doctor Strange no le quitara ese gusto al internet. Lo único memorable que tiene el score de Michael Michael Giacchino es que en ocasiones te recuerda que anteriormente trabajó en la franquicia de Star Trek de Abrams.


    Para este momento, la marca Marvel Studios es sinónimo de calidad y Doctor Strange demuestra el porqué. En otras ocasiones he comparado al producto de otros estudios a las marcas de segunda. Mientras que ellos producen “knockoffs”, copias de segunda, aquellos juguetes que vienen de China y que con gracia ignoran los derechos de autor, Marvel Studios, en cambio, nos ofrece el Verdadero Producto. Este Doctor Strange es el que fue creado hace 53 años por Lee y Ditko, y los mundos alucinantes por los que atraviesa son los que salieron de la mente de uno de los artistas del comic más geniales que ha habido, y fue francamente emocionante verlos en pantalla en un momento cuando pensé que ya no había posibilidad de que una película de superhéroes me emocionase.

    Mientras otros dan jarabe de maíz, Marvel Studios nos da azúcar de verdad. Tal vez no sea lo más nutritivo o saludable, pero qué genial sabe.

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